domingo, 3 de agosto de 2008

Rarezas

Me alegra comprobar que este viaje no ha agotado mi capacidad de sorprenderme.
Los buses en Perú no tienen nada que ver con el lujo de Argentina, no hay asientos-cama, ni mantitas, ni bandejas de comida... pero resultan muy amenos por sus estravagancias: paran en medio de la nada para recoger vendedores de comida (desde caña de azúcar a chicharrones) ungüentos o libros, pasan una película pirata detrás de otra (lamentables screeners , de ésos en los que se ve y se oye a la gente del cine), y la gente charla animadamente. Los peruanos serán pobres, pero a los 2 minutos de conocerte ya te están ofreciendo su casa, y de verdad no quieren nada a cambio!
En el lago Titicaca, los nativos Uros viven sobre unas extrañas islas flotantes, construidas con los mismos juncos de totora con que hacen sus barcas.

Luego está la Inca Kola, esa bebida indescriptible que ha sido capaz de hacer frente a la todopoderosa Coca-Cola. Lo curioso es que la primera vez que la probé no me gustó y ahora no puedo parar de pedirla :)

Algunas cosas son absurdamente baratas, como los mototaxis, que te llevan a cualquier parte por unos céntimos de Euro. Me vienen muy bien porque la altura ha empezado a afectarme y tengo una rarísima sensación de mareo y falta de aliento.

1 comentario:

Unknown dijo...

que no es la altura Srta. Bona... es la Inca Kola, que está hecha de alguna planta distribuída en polvo por medio mundo.... :) de dónde si no iba a ser tan adictiva!!!

parece que este es el viaje que nunca se acaba... cada vez más largo... y puestos, por qué no sigues el viaje en plan forrest gump alrededor del mundo???

no sé yo si tendría mucho sentido... pero qué lo tiene? un par de etapas más y ya estarás de vuelta... no pienses en ello!!!

un besazo